El sabotaje petrolero ocurrido en el 2002 fue un intento para desestabilizar al país y derrocar al presidente Chávez.
La refinería de Puerto La Cruz y el muelle de Guaraguao se convirtieron en el centro de resistencia contra el sabotaje y fue el único complejo refinador del país que se mantuvo activo, gracias al compromiso, la entrega, el patriotismo y la valentía de los trabajadores que decidieron enfrentar este criminal intento.
Hoy podemos decir con orgullo que en Puerto La Cruz se salvó la revolución, se derroto al imperialismo y reafirmamos nuestro orgullo al manifestar que el petróleo es del pueblo venezolano.
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